Muchas veces nos enfrentamos a personas que
actúan con una gran tiranía, o que exhiben una auto complacencia excesiva. Ya
sea en el trabajo o en la familia, los ‘narcisista’ someten a otros a grandes
presiones emocionales, y muestran nula empatía con su entorno. Otras veces, si
hacemos un examen de conciencia profundo, podemos identificar estos
comportamientos en nosotros mismos, los que nos lleva a crear situaciones autodestructivas,
las que son responsables de romper la armonía de nuestros hogares o trabajo, y
al final a perder la conexión con nuestro entorno.
El gran problema de enfrentar a un narcisista es
que tienen una gran arrogancia. Siempre quieren que todo salga a su manera, a
su tiempo y a su forma. Ante el más mínimo desacuerdo de opinión, tienden a
reaccionar violentamente, esgrimiendo muchas veces una racionalidad y frialdad
que nos supera y agobia. La gente así termina sufriendo una gran soledad, y es
común ver que los narcisistas quedan aislados.
En función de poder sobrevivir
emocionalmente solo logran construir relaciones personales superficiales, ya
sea con su familia o sus amigos, y no pueden conectar o profundizar una
relación con nadie. En general exhiben amistades esporádicas, las que duran
hasta que la nueva ‘amistad’ entra en conflicto con el ego del narcisista.
Naturalmente, ninguno de nosotros queremos
experimentar las consecuencias de una vida narcisista. Todos deseamos una buena
vida, lejos de la soledad y la depresión. Si es así, ¿qué nos lleva a tener
actitudes como las antes descritas? ¿Qué es lo que provoca dentro de nosotros a
apegarnos a nuestro orgullo, negando a nuestra alma a conectar con los demás?
Desde el punto de vista de la Torá, toda actitud basada o reforzada en el orgullo
tiene su raíz en una falta de Emuná. Puede que haya habido carencias en la
infancia que induzcan en la mente de un
narcisista la duda sobre que todo es y
viene del Creador, por lo tanto, no puede aceptar que todo lo que le ha pasado
en la vida ha sido para bien. No están satisfechos con su historia, con su porción
que les tocó en la vida, ni con su
realidad, y por lo tanto someten y juzgan a los demás y a sí mismos duramente, si las cosas no ocurren de la manera que ellos
quieren.
Si uno enfrenta sus conductas narcisistas con el espejo,
generalmente tiende a producir depresión. Es por eso que todos tenemos en
cierto grado conductas que conducen a la evasión. Un narcisista crónico se
llenará de vanidad y cosas superfluas para no enfrentar esta realidad. Es por
eso que para un narcisista cuesta mucho salir adelante, y es por eso mismo que
es muy difícil erradicar de nuestro ser conductas como las descritas. En
naturaleza, el narcisismo es depresivo. Por eso es mejor seguir como narcisistas,
aunque esto implique una soledad futura 100% garantizada.
¿Y cómo podemos entonces quebrar este patrón de
conducta sin caer en la depresión? Desde la perspectiva de la Tora, es sólo
mediante un trabajo continuo de fortalecernos en Emuná que podemos salir
adelante. El gran médico del alma, el justo Rabí Najman de Breslev nos aconsejó
ya casí tres siglos atrás que la mejor manera de poder mejorar nuestra vida y
acercarnos a nuestra fuente es a través de lo que se conoce como Hitbodedut, que
es una hora al día de reflexión y aislamiento, en que uno mantiene una
conversación sincera y activa con el Creador. Rabí Najman hace mucho incapié en
sus enseñanzas que una persona que quiere crecer espiritualmente debe hacer su
mayor esfuerzo por estar siempre alegre, sin quejas, y reservar toda tristeza,
preocupación y lamento solo a esa hora del día en que uno clama a HaShem por su
ayuda y consuelo. Hacer Hitbodedut con un corazón quebrado una hora al día y evitar la tristeza el resto
del día es un gran antídoto contra la depresión. Debemos pedir al Creador con
toda nuestra fuerza, día a día, que nos ayude a no caer en depresión, que nos
ayude a estar alegres, y a creer de verdad que todo es para bien. Esta verdad
es la que libera nuestra mente de preocupaciones vanas y nos salva de ir tras
honores y reconocimientos.
Hay otra forma de narcisismo velado
y sutil, que se conoce como Idealismo. Si bien el idealismo es un proceso
normal del desarrollo de nuestra mente, a medida que crecemos, vamos adoptando una visión cada vez más balanceada de nuestra
realidad. Todo niño idealiza la imagen de sus padres, y en el crecimiento estos
pasan de ser sus superhéroes hasta que estos son concebidos como seres humanos.
En todo proceso de aprendizaje, la idealización es una de las herramientas del
conjunto emocional que nos permite generar empatía por nuestro entorno. El
problema es que cuando no crecemos en un ambiente sano y amoroso, la
inseguridad que esto genera en la mente del niño puede llevarlo a usar la
herramienta mental del idealismo como
una forma más de evasión.
Cuando un niño recibe sistemáticamente cierto tipo de
abuso, en su inocencia tendera a buscar referentes sobreidealizados para poder
sentir seguridad. Y si sus idealizados no responden a la persona que idealiza, como puede ser un padre
autoritario, comenzará a fabricar fantasías para poder lidiar con la angustia y
se ira desconectando de sí misma y su entorno cada vez más. Ya no podrá conectar con sus verdaderos
sentimientos de una manera sana y natural. Con esto, creará una verdadera cáscara espiritual sobre
su propia realidad y experimentará un alejamiento con HaShem. La luz de su Nashamá (alma) se ensombrece y vendrán experiencias de oscuridad cada vez mayores, que conducirán
inevitablemente a la persona a la depresión constante. Sin las herramientas
adecuadas será muy difícil salir de estos sentimientos negativos, los que
empujan a la persona a no poder sentirse productivo, y experimentará una gran
frustración.
La gran noticia es que existe un
camino, probado y 100% garantizado, de poder salir victorioso de esta realidad
mental. Compartimos con ustedes el caso de una niña que sentía el rechazo de su
padre ya que éste quería tener un niño. Su infancia fue una competencia continua
por agradar y complacer a su padre, lo que llevó a esta niña a reforzar su
intelecto (todos los aspectos lógicos de nuestro cerebro) y negar todo lo referente a la creatividad,
empatía e intuición (nuestro lado derecho del cerebro, que es mediante el cual
nos conectamos con el mundo y por ende con el Creador). En su experiencia sólo
obtuvo crítica por parte de su padre,
sentimiento que transmutó en ira hacia todo lo que representara autoridad. Se
volvió en una chica ‘rebelde’. Esto la llevo al final a sentir una gran
tristeza y frustración en su vida. Por fuera creo una coraza de felicidad pero
por dentro su corazón albergaba un gran peso de enojo que nunca pudo sacar a flote. Para
curar su situación, bajo la guía de mi maestro, comenzó a practicar la
hitbodedut a diario. Un día encontró un lugar alejado, y fue en su auto, se
estacionó y comenzó a verter su corazón como un torrente de agua. Gritó y lloró
por todo lo que había pasado en su vida, por todos los que la había dañado, y
así fue sacando a flote los sentimientos que por años la oprimieron. Poco a
poco fue calmando su hablar y comenzó a sentir que podía respirar de verdad,
como no había sentido en años. Logró conectar con su alma, con ese aspecto que
negó desde pequeña. Fue solo en el encuentro sincero con ella misma que descubrió
el camino de retorno al Creador, sin culpa y sin autopersecución. Después de
esa experiencia pudo comenzar el camino del agradecimiento, y contó a mi
maestro que la sensación de liviandad que experimento la sacó de su auto y
comenzó a bailar y cantar como nunca lo había hecho.
Lograr quebrar nuestros estados de
tristeza y desesperanza subyacentes puede parecer una tarea imposible, pero es increíble
como a través de la hitbodedut podemos comenzar a iluminar nuestra mente y
alma, y revitalizar nuestra vida, para comenzar a vivir cada vez más cumpliendo
nuestro propósito, que es ser felices.
Que tengan una excelente semana!
Vivan fortalecidos, vivan con emuná
y alegría!
Daniel
Para mayores detalles sobre la
terapia de Emuná, no duden en escribirnos a emunacoaching@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario