
Muchas veces nos enfrentamos a nuestros
sueños y al contrastarlos con la
realidad, nos preguntamos ¿qué es lo que hace falta realmente para cambiar
aquello que nos impide avanzar? Nos vemos atrapados una y otra vez en nuestros
hábitos, y no importa la voluntad y el
compromiso que hemos hecho con nosotros mismos o los demás, inevitablemente
caemos una y otra vez presos de nuestros patrones mentales e impulsos
corporales. ¿Cómo es posible que luego
de todo el esfuerzo de la semana de regular la dieta, el fin de semana seamos
capaces de rendirnos al instinto y nos comamos toda la despensa? Muchas veces recurrimos
a recetas mágicas o visitamos algún gurú que nos ayude a hacer desaparecer sin
esfuerzo aquello que nos molesta de nosotros mismos. Buscamos algo que nos
ayude a permanecer en ese estado más positivo y alegre, para no sentirnos consumidos por las
preocupaciones, las penas o las angustias.
Y podemos pasar años buscando la manera de perder esos kilos que nos
molestan, o luchando para levantarnos temprano y hacer eso que hemos dejado
para mañana.
La ciencia ha mostrado que nuestro cerebro
funciona de una manera condicionada. Existen
patrones de comportamiento que están afectando directamente la manera en que
vivimos nuestro día a día. Estos determinan nuestras acciones y la manera en la que nos relacionamos con
nosotros mismos y con el resto, y por lo tanto, estos patrones son los que terminan
condicionando los resultados en nuestras vidas.
Podemos entender estos patrones como verdaderos senderos de un bosque. Entre más los recorremos, más profundas se hacen sus huellas. Estos senderos neuronales son los responsables de que reaccionemos siempre de la misma forma a determinados estímulos. Ellos nos dicen que debemos responder con tristeza o ira si una determinada circunstancia nos ocurre. En la medida que estamos comprometidos una y otra vez con la misma emoción, más fuertes se vuelven estos patrones. Es literalmente como reproducir un CD. Este siempre tocará la misma música, ya que dentro de él está grabada la información con una serie de ranuras microscópicas. De la misma manera, la música de nuestras reacciones está grabada dentro de nuestro cerebro, diciéndonos como sonarán nuestras emociones, creencias y acciones.
Es por eso que muchas veces cuando queremos cambiar una conducta, nos cuesta tanto. Antes de poder cambiar nuestro comportamiento debemos por un lado encontrar un nuevo CD, con la música que queremos que nuestro ser reproduzca, y por otro, y lo que es más difícil, debemos sacar el CD de nuestra previa conducta. Muchas veces no tenemos éxito porque tratamos de colocar el nuevo CD sobre el viejo, y solo conseguimos estropear el tocadiscos. De la misma manera, al tratar de reemplazar patrones sin haber identificado nuestras fortalezas y haber meditado en el verdadero propósito de nuestros actos, solo conseguimos frustración y mayor estrés.
Las técnicas de coaching emocional que he aprendido de mi maestro y amigo, rab. Dr Zev Ballen, nos enseña que hay que comenzar por hacer nuestro mayor esfuerzo por llenar nuestra mente de cosas buenas. Hacer listas de bendiciones o momentos felices que hemos tenido, leer libros o escuchar CDs que nos ayuden a reforzar nuestro positivismo. Una técnica que a mi en lo personal me ha iluminado en aquellos días oscuros es lo que mi maestro llama ‘pedir prestada felicidad al futuro’, que es mentalizar nuestro anhelo solo concentrado en disfrutar ese momento, en que nuestros sueños se materializaron y hemos logrado cambiar aquella conducta que deseábamos eliminar. Sentir la felicidad de ese momento es un muy buen motor de cambio. Luego, y solo luego que nuestra mente ha recibido un baño constante y reconfortante de positivismo, debemos identificar aquel patrón que nos molesta o que deseamos cambiar, y comenzar a escudriñar que hay detrás de él. Hashem suele enviarnos mensajes profundos sobre nuestras rectificaciones espirituales en estos patrones. Por ejemplo, un padre que grita a sus hijos puede que lo haga con la creencia de que con eso obtiene disciplina y respeto. Al comenzar a trabajar bajo la perspectiva del coaching de emuna , la persona puede comprender primero que su creencia es errada, la que puede ser producto de una infancia traumática, lo que provocó a la larga una baja autoestima, por lo que habrá que trabajar otro aspecto, y no tratar de atacar el cambiar la conducta directamente. Con un poco de entrenamiento podemos llegar rápidamente a ver que detrás de todo acto, siempre existe lo que en diferentes escuelas se llama ‘la raíz o causa espiritual’ , como por ejemplo del habito de fumar, puede haber falta de confianza.
El coaching emocional nos enseña además que podemos internalizar de manera conciente que el deseo de actuar de cierta manera lo podemos convertir en una señal para activar algún otro proceso. Por ejemplo, si tienes ganas de fumar, siéntate y escribe en ese tiempo un poema, o si quieres gritar a tus hijos, sale y da una vuelta. Nuestra creatividad puede ser infinita. Tenemos un potencial infinito. Al ir repitiendo este nuevo patrón, puede que cuando necesitemos fumar producto de una pelea o un disgusto, nuestro cerebro estará más condicionado a tener una reacción diferente. En vez de salir a fumar, donde repetiremos una y otra vez nuestro mal rato, escribiremos un poema , donde podremos materializar de una manera más positiva una conducta que para nosotros es tan difícil de erradicar. Hay algo también que es importante. Debemos estar conscientes que caeremos muchas veces, y no debemos desesperar por ello. Cada vez que repitamos el viejo disco, debemos tener la valentía de perdonarnos, pedir perdón a los que hemos dañado, y hacer borrón y cuenta nueva. Volver a empezar, 100 veces al día si es necesario. Existe una máxima espiritual que dice que una sola vela es capaz de vencer la oscuridad más apretada de la noche.
Una vez que comenzamos a funcionar en el nuevo modo, te sorprenderá ver la velocidad con que un viejo patrón puede ser dejado de lado. Al igual que ir a una tienda de discos y comprar tu disco favorito, tenemos la facultad de poder elegir que música queremos que nuestro cerebro toque.
!Que tengan una gran semana!
Daniel
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